martes, 12 de mayo de 2015

Los ateneos como textos

  


 Los ateneos como textos
Por  Alfredo Juan Manuel Carballeda











I
La Intervención Social puede ser comprendida como una  forma de escritura  que se elabora  dentro de  una multiplicidad de narraciones. Estas,    se entrecruzan con más y nuevas formas de padecimiento  que se  expresan en escenarios novedosos y complejos. Las diferentes prácticas que intervienen en lo social se encuentran interpeladas por estas nuevas expresiones de la cuestión social.
La separación de la asociación mecánica entre salud y armonía, la necesaria revisión del papel de los llamados “factores del medio”. La ruptura entre moralismo ilustrado y circunstancias sociales, donde  a veces la denuncia social acerca de la enfermedad se entrecruza con lo normativo.  En definitiva, la ruptura de los  paradigmas “anatomo clínico” y anátomo  patológico como forma de aproximación al proceso salud enfermedad, muestran la necesidad de otras formas de encuentro, lectura y abordaje de los problemas sociales en tanto su expresión en el campo de la salud.
 La estructura  de los ateneos como una forma de narrativa  se produce en la elucidación del hacer cotidiano y permite una forma de reflexividad que se edifica desde la construcción de relatos basados en diferentes expresiones de la  realidad como enunciado de la complejidad de ésta y de las diferentes formas de presentación de las problemáticas actuales.
 Dentro de esos escenarios enmarañados y  cambiantes, la modalidad de la presentación de casos o de las desiguales realidades a través de  ateneos, recupera una  tradición que permite  poner en escena  situaciones disímiles, a veces confusas que generan más y  nuevas  interpelaciones  que desde la práctica se le presentan a la teoría. En definitiva, a las diferentes formas de comprender o explicar lo social desde su creciente complejidad. 
De este modo, en cada ateneo,  la agrupación de temas, la forma en que se escogen los ejemplos, la elaboración de argumentos, la utilización de recursos literarios, muestran la construcción  de modalidades de registro que aproximan la posibilidad de profundizar las formas de comprensión y explicación de los problemas sobre los cuales se interviene.
La escritura, se transforma en una herramienta de análisis  desde la generación de nuevos espacios de reflexión.
En otras palabras, los  ateneos como práctica re preguntan a la situación que se pretende analizar, tanto desde la escritura de quien lo presenta, como a quienes este es presentado.
Los ateneos como la Intervención requieren de otros que articulen escucha,  mirada y palabra dentro de un cuadro escénico definido.  Para, desde allí construir la posibilidad de generar nuevos órdenes de pensamiento o de explicación, por fuera de la lógica que enlaza en forma indefectible  causa con  efecto. Permitiendo  desde allí habilitar nuevos lugares de acceso a las múltiples lógicas de  las situaciones que se generan, exponen y presentan. 
Los ateneos de esta manera se proponen como un rescate,  una recopilación, de momentos, circunstancias y experiencias diversas que se dan en escenarios definidos y limitados pero profundamente atravesados por la cuestión social.
También recuperan   ciertas  ritualidades que permitieron en diferentes etapas de la historia de las prácticas que intervienen en lo social, generar encuentros donde el diálogo es posible, generando desde allí, nuevas formas de choque, como modo de construcción de conocimiento desde la singularidad. 
El diálogo, el encuentro de diferentes formaciones discursivas frente a un caso en tanto sea  habilitado, reconstruye   la marca fundacional de este espacio a través  de una apertura a la diversidad de voces y perspectivas. 
Así surge la posibilidad de que se construya  un lugar insospechado para ese otro que se presenta como sujeto dentro del proceso de intervención.
También,  los ateneos, entendidos  como narrativas sociales, propician diferentes encuentros intersubjetivos que se realizan a través de la circulación de la palabra, traspasando  las discusiones y comentarios, pero también el  movimiento de ésta se da en el espacio de la escritura.
 De este modo, logran a veces, a partir de facilitar este encuentro entre la palabra hablada y la escrita, hacer  que emerjan diferentes representaciones que se entrelazan con la historia personal y  la memoria colectiva en la singularidad de cada  situación que se presenta.
Los ateneos, también muestran la posibilidad de facilitar nuevas modalidades de relación con los múltiples actores que atraviesan el proceso de intervención. En definitiva un ateneo es contar una historia frente a otros que tienen la posibilidad de enriquecerla a través de la construcción de diferentes lenguajes de intercambio.
 Un ateneo, desde esa perspectiva es una búsqueda que dialoga dentro de un proceso creador, donde, la impronta de lo propio, del conocimiento, de la  necesidad de saber, construye un espacio  indefinido y novedoso.
Esta  forma particular de trabajo implica también  poder interrogar acerca de  las diferentes tramas que entrecruzan a las prácticas con los discursos desde la singularidad de una situación, una historia o un relato.
Las narrativas que atraviesan esta práctica tienen una serie de características que van conformando su sentido. Muestran una  forma lingüística que posee una secuencia determinada, es decir finita. Dan cuenta de las diferentes interrelaciones  entre la experiencia de quien narra el ateneo, en un encuentro entre su impresión subjetiva, la cultura y especialmente una serie de atribuciones de significado.
De esta manera, los ateneos permiten apropiarse en grupo de los interrogantes que se generan desde la práctica, transitando en conjunto, inseguridades, certezas y puntos de vista.
Este dispositivo, también  muestra la posibilidad de develar como los conocimientos nuevos devienen de los viejos en diferentes formas de encuentro, discusión y diálogo. Así, el pasado y el presente constituyen nuevas fuentes de significados y explicaciones. La estructura narrativa de los ateneos dialoga con la modalidad de registro que se utiliza en ellos, esta remite a distintos marcos conceptuales y referenciales que hablan desde desiguales  espacios acerca de lo macro y lo micro social. La expresión de la narrativa desde los textos que construyen los ateneos expresan las diferentes vivencias de los autores sus  cruces de valores culturales integrados en nociones de  tiempo y espacio predeterminadas.
En este espacio el texto y el contexto se requieren mutuamente en una sucesión indeterminada de encuentro de lo macro social en los escenarios de la intervención
II
En este texto, se encuentran una serie de relatos que dan cuenta del presente de las prácticas que intervienen en lo social. Los diferentes ateneos que se publican en este libro, generan otras maneras de encuentro y también, logran dialogar entre sí. Dando, desde esa perspectiva al lector una visión de un todo, que a primera vista es una sumatoria, que aparenta ser fortuita, de situaciones, pero que en la relectura se afirman en un marco cada vez más subrayado de coherencia.
Así, como en un ateneo, los diferentes escritos que se presentan en este texto dialogan entre sí, a partir de encuentros que podrían parecer imposibles o insospechados.
Los autores que presentan sus trabajos en este libro, logran, desde una construcción discursiva  que expresa diferentes lenguajes, logran hacer  hablar  desde lo subjetivo de su práctica a una multiplicidad de voces, encuentros y diálogos con el presente. Logran  mostrar situaciones y circunstancias que se enmarcan en el sin sentido de las instituciones, de la desigualdad, del azoramiento que provoca lo inesperado, pero encontrando en muchas de  esas  tramas otros caminos de posibilidad.
Estos posibles senderos no son construidos desde enunciados generales, sino que van surgiendo de la práctica misma, de entender a la intervención como una sumatoria de diálogos que no pueden ser previstos del todo, pero que  en definitiva generan  la posibilidad de develar una  posible vía de resolución a la situación que se presenta.
La recuperación de los Ateneos como lugar de encuentro, facilita el abordaje y la reflexión sobre las problemáticas sociales actuales e implica una posibilidad de incrementar reflexivamente la mirada sobre ellas.
Estas, se presentan como complejas, inestables y transversales. Las narrativas que surgen desde los ateneos a partir de la singularidad de las situaciones, tal vez permitan acercarse a una mejor perspectiva comprensiva explicativa de cada circunstancia que se intenta abordar e introducir en un proceso de intervención, otras perspectivas.
 Los textos que atraviesan este libro interpelan. Preguntan, van construyendo respuestas y a la vez más y nuevos interrogantes que en definitiva delinean senderos en los territorios de la oscuridad, que construye el desencanto y el sin sentido. Desde allí, es posible acceder desde la descripción subjetiva a las contradicciones de los dispositivos judiciales, las marcas institucionales, la construcción  de estigmas, el forzamiento de subjetividades para que la persona que es internada, cumpla con el papel que la institución escribió para el antes de que llegase.
El encuentro de esos caminos, en tanto su expresión concreta, asentada en el hacer cotidiano, muestra sencillamente un horizonte donde lo posible se manifiesta de diferentes formas, pero se visualiza, se deja ver. Desde esta modalidad es posible acceder claramente el encuentro entre las diversas  interrelaciones entre cultura y dispositivos de intervención.
Muestran formas de circulación de relatos que apoyados en la experiencia dejan ver mas y nuevas formas de padecimiento, mientras desde la propia escritura se construyen respuestas diversas a preguntas complejas. Esos relatos se escriben en primera persona, demostrando el involucramiento de los autores en cada circunstancia que relatan y describen. 
Estas van desde el interlocutor, llegando a la propia introspección de quienes escriben. En este tipo de narración, muchas veces las palabras se cargan de sentido simbólico, se van de la mera descripción bordean y acarician la subjetividad de unos y otros, buscando resolver, atenuar padecimientos acompañar circunstancias. No son solo relatos de experiencias, se introducen en un campo de disímiles vivencias subjetivas donde, descarnadamente, la relación con el otro cobra una intensidad que trasciende lo literario y  construye nuevas formas de contar.
 A partir de plantear interrogantes vinculados con la  contextualización de  la intervención dentro de los escenarios actuales, fundamentalmente cuando los papeles de unos y otros se encuentran desdibujados y poco definidos.
Estas cuestiones se aprecian especialmente en circunstancias donde la crisis de legitimidad y representación de las prácticas interponen miradas y sospechas acerca del sentido de lo que se propone o prescribe. 
Los ateneos, acompañados a veces de viñetas que se presentan en este libro, permiten desde éstas, la apertura de una pequeña ventana que se asoma a una parte analizable y tal vez entendible de una situación compleja y profunda. Las viñetas que aparecen en el texto, son sencillamente eso, una aproximación, Un intento de observar  desde lo más representativo,  desde la posición subjetiva del autor, que permite la construcción de un camino de  llegada, desde esa vía de entrada hacia el universo de lo complejo. En los ateneos se entrecruzan la violencia doméstica,  su impacto subjetivo, la vinculación del padecimiento con las migraciones, las alternativas de intervención desde diferentes esferas, en definitiva una multiplicidad de entrecruzamientos de historias y circunstancias. También se muestran alternativas y posibilidades de recuperación de autonomía en contextos de ciudadanías difusas, recortadas, naturalizadas en su negación y pérdida. La posibilidad de recuperación del lazo social y la palabra, también se presentan en los ateneos desde diferentes situaciones y perspectivas. 
                   Otra forma de presentación que se reproduce en los textos, es a través de la apropiación y resemantización  de los lenguajes institucionales, su construcción de sentidos, marcas, estigmas y especialmente la muestra de caminos tortuosos donde, la emergencia de un sujeto inesperado obliga a la construcción de laberintos de palabras, procedimientos, usos de medicamentos, demoras, retrocesos, sencillamente para evitar llegar a él o, demorar el encuentro con ese otro ahora visto como un desconocido, muchas veces transformado en mas ajeno aún, por los propios laberintos de las instituciones.
También, la búsqueda de nuevas formas de hacer, llevan a caminos insospechados, donde desde una perspectiva atravesada por lo lúdico, los papeles de los profesionales se salen de lo establecido, desde allí se visualiza que es posible llegar a comprender situaciones desde lugares  insospechados, construyendo nuevas alternativas y posibilidades de intervención social.
Los ateneos, de este modo muestran a través de la narrativa en forma de escritura reflexiva capacidad para lograr encuentros de diferentes lenguajes, donde las formas de decir cobran forma de palabras, músicas, dibujos, gestos, disfraces, construyendo desde allí más posibilidades de acceder a circunstancias complejas construyendo nuevos caminos y posibilidades. Los ateneos, hacen ver, desde la reflexión que interpela desde lo concreto de cada caso, en cada circunstancia, de este modo aportan a lo social desde la singularidad, generando un encuentro inesperado que abre, habilita y genera otras posibilidades en la intervención social.
  


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