Los ateneos como textos
Por
Alfredo Juan Manuel Carballeda
I
La Intervención Social puede ser
comprendida como una forma de
escritura que se elabora dentro de
una multiplicidad de narraciones. Estas, se entrecruzan con más y nuevas formas de
padecimiento que se expresan en escenarios novedosos y complejos.
Las diferentes prácticas que intervienen en lo social se encuentran
interpeladas por estas nuevas expresiones de la cuestión social.
La separación de la asociación mecánica
entre salud y armonía, la necesaria revisión del papel de los llamados
“factores del medio”. La ruptura entre moralismo ilustrado y circunstancias
sociales, donde a veces la denuncia
social acerca de la enfermedad se entrecruza con lo normativo. En definitiva, la ruptura de los paradigmas “anatomo clínico” y anátomo patológico como forma de aproximación al
proceso salud enfermedad, muestran la necesidad de otras formas de encuentro,
lectura y abordaje de los problemas sociales en tanto su expresión en el campo
de la salud.
La estructura
de los ateneos como una forma de narrativa se produce en la elucidación del hacer
cotidiano y permite una forma de reflexividad que se edifica desde la
construcción de relatos basados en diferentes expresiones de la realidad como enunciado de la complejidad de
ésta y de las diferentes formas de presentación de las problemáticas actuales.
Dentro de esos escenarios enmarañados y cambiantes, la modalidad de la presentación
de casos o de las desiguales realidades a través de ateneos, recupera una tradición que permite poner en escena situaciones disímiles, a veces confusas que
generan más y nuevas interpelaciones que desde la práctica se le presentan a la
teoría. En definitiva, a las diferentes formas de comprender o explicar lo
social desde su creciente complejidad.
De este modo, en cada ateneo, la agrupación de temas, la forma en que se
escogen los ejemplos, la elaboración de argumentos, la utilización de recursos
literarios, muestran la construcción de
modalidades de registro que aproximan la posibilidad de profundizar las formas
de comprensión y explicación de los problemas sobre los cuales se interviene.
La escritura, se transforma en una
herramienta de análisis desde la
generación de nuevos espacios de reflexión.
En otras palabras, los ateneos como práctica re preguntan a la
situación que se pretende analizar, tanto desde la escritura de quien lo
presenta, como a quienes este es presentado.
Los ateneos como la Intervención
requieren de otros que articulen escucha,
mirada y palabra dentro de un cuadro escénico definido. Para, desde allí construir la posibilidad de
generar nuevos órdenes de pensamiento o de explicación, por fuera de la lógica
que enlaza en forma indefectible causa
con efecto. Permitiendo desde allí habilitar nuevos lugares de acceso
a las múltiples lógicas de las
situaciones que se generan, exponen y presentan.
Los ateneos de esta manera se
proponen como un rescate, una
recopilación, de momentos, circunstancias y experiencias diversas que se dan en
escenarios definidos y limitados pero profundamente atravesados por la cuestión
social.
También recuperan ciertas
ritualidades que permitieron en diferentes etapas de la historia de las
prácticas que intervienen en lo social, generar encuentros donde el diálogo es
posible, generando desde allí, nuevas formas de choque, como modo de
construcción de conocimiento desde la singularidad.
El diálogo, el encuentro de
diferentes formaciones discursivas frente a un caso en tanto sea habilitado, reconstruye la marca fundacional de este espacio a
través de una apertura a la diversidad
de voces y perspectivas.
Así surge la posibilidad de que se
construya un lugar insospechado para ese
otro que se presenta como sujeto dentro del proceso de intervención.
También, los ateneos, entendidos como narrativas sociales, propician
diferentes encuentros intersubjetivos que se realizan a través de la
circulación de la palabra, traspasando
las discusiones y comentarios, pero también el movimiento de ésta se da en el espacio de la
escritura.
De este modo, logran a veces, a partir de
facilitar este encuentro entre la palabra hablada y la escrita, hacer que emerjan diferentes representaciones que
se entrelazan con la historia personal y
la memoria colectiva en la singularidad de cada situación que se presenta.
Los ateneos, también muestran la
posibilidad de facilitar nuevas modalidades de relación con los múltiples
actores que atraviesan el proceso de intervención. En definitiva un ateneo es
contar una historia frente a otros que tienen la posibilidad de enriquecerla a
través de la construcción de diferentes lenguajes de intercambio.
Un ateneo, desde esa perspectiva es una
búsqueda que dialoga dentro de un proceso creador, donde, la impronta de lo
propio, del conocimiento, de la
necesidad de saber, construye un espacio
indefinido y novedoso.
Esta
forma particular de trabajo implica también poder interrogar acerca de las diferentes tramas que entrecruzan a las
prácticas con los discursos desde la singularidad de una situación, una
historia o un relato.
Las narrativas que atraviesan esta
práctica tienen una serie de características que van conformando su sentido.
Muestran una forma lingüística que posee
una secuencia determinada, es decir finita. Dan cuenta de las diferentes
interrelaciones entre la experiencia de
quien narra el ateneo, en un encuentro entre su impresión subjetiva, la cultura
y especialmente una serie de atribuciones de significado.
De esta manera, los ateneos permiten
apropiarse en grupo de los interrogantes que se generan desde la práctica,
transitando en conjunto, inseguridades, certezas y puntos de vista.
Este dispositivo, también muestra la posibilidad de develar como los
conocimientos nuevos devienen de los viejos en diferentes formas de encuentro,
discusión y diálogo. Así, el pasado y el presente constituyen nuevas fuentes de
significados y explicaciones. La estructura narrativa de los ateneos dialoga
con la modalidad de registro que se utiliza en ellos, esta remite a distintos
marcos conceptuales y referenciales que hablan desde desiguales espacios acerca de lo macro y lo micro
social. La expresión de la narrativa desde los textos que construyen los
ateneos expresan las diferentes vivencias de los autores sus cruces de valores culturales integrados en
nociones de tiempo y espacio
predeterminadas.
En este espacio el texto y el
contexto se requieren mutuamente en una sucesión indeterminada de encuentro de
lo macro social en los escenarios de la intervención
II
En este texto, se encuentran una
serie de relatos que dan cuenta del presente de las prácticas que intervienen
en lo social. Los diferentes ateneos que se publican en este libro, generan
otras maneras de encuentro y también, logran dialogar entre sí. Dando, desde
esa perspectiva al lector una visión de un todo, que a primera vista es una
sumatoria, que aparenta ser fortuita, de situaciones, pero que en la relectura
se afirman en un marco cada vez más subrayado de coherencia.
Así, como en un ateneo, los
diferentes escritos que se presentan en este texto dialogan entre sí, a partir
de encuentros que podrían parecer imposibles o insospechados.
Los autores que presentan sus
trabajos en este libro, logran, desde una construcción discursiva que expresa diferentes lenguajes, logran
hacer hablar desde lo subjetivo de su práctica a una
multiplicidad de voces, encuentros y diálogos con el presente. Logran mostrar situaciones y circunstancias que se
enmarcan en el sin sentido de las instituciones, de la desigualdad, del azoramiento
que provoca lo inesperado, pero encontrando en muchas de esas
tramas otros caminos de posibilidad.
Estos posibles senderos no son
construidos desde enunciados generales, sino que van surgiendo de la práctica
misma, de entender a la intervención como una sumatoria de diálogos que no
pueden ser previstos del todo, pero que
en definitiva generan la
posibilidad de develar una posible vía
de resolución a la situación que se presenta.
La recuperación de los Ateneos como
lugar de encuentro, facilita el abordaje y la reflexión sobre las problemáticas
sociales actuales e implica una posibilidad de incrementar reflexivamente la
mirada sobre ellas.
Estas, se presentan como complejas,
inestables y transversales. Las narrativas que surgen desde los ateneos a
partir de la singularidad de las situaciones, tal vez permitan acercarse a una
mejor perspectiva comprensiva explicativa de cada circunstancia que se intenta
abordar e introducir en un proceso de intervención, otras perspectivas.
Los textos que atraviesan este libro
interpelan. Preguntan, van construyendo respuestas y a la vez más y nuevos
interrogantes que en definitiva delinean senderos en los territorios de la
oscuridad, que construye el desencanto y el sin sentido. Desde allí, es posible
acceder desde la descripción subjetiva a las contradicciones de los
dispositivos judiciales, las marcas institucionales, la construcción de estigmas, el forzamiento de subjetividades
para que la persona que es internada, cumpla con el papel que la institución escribió
para el antes de que llegase.
El encuentro de esos caminos, en
tanto su expresión concreta, asentada en el hacer cotidiano, muestra
sencillamente un horizonte donde lo posible se manifiesta de diferentes formas,
pero se visualiza, se deja ver. Desde esta modalidad es posible acceder
claramente el encuentro entre las diversas
interrelaciones entre cultura y dispositivos de intervención.
Muestran formas de circulación de
relatos que apoyados en la experiencia dejan ver mas y nuevas formas de
padecimiento, mientras desde la propia escritura se construyen respuestas
diversas a preguntas complejas. Esos relatos se escriben en primera persona,
demostrando el involucramiento de los autores en cada circunstancia que relatan
y describen.
Estas van desde el interlocutor,
llegando a la propia introspección de quienes escriben. En este tipo de
narración, muchas veces las palabras se cargan de sentido simbólico, se van de
la mera descripción bordean y acarician la subjetividad de unos y otros,
buscando resolver, atenuar padecimientos acompañar circunstancias. No son solo
relatos de experiencias, se introducen en un campo de disímiles vivencias
subjetivas donde, descarnadamente, la relación con el otro cobra una intensidad
que trasciende lo literario y construye
nuevas formas de contar.
A partir de plantear
interrogantes vinculados con la contextualización
de la intervención dentro de los
escenarios actuales, fundamentalmente cuando los papeles de unos y otros se
encuentran desdibujados y poco definidos.
Estas cuestiones se aprecian especialmente en circunstancias donde la
crisis de legitimidad y representación de las prácticas interponen miradas y
sospechas acerca del sentido de lo que se propone o prescribe.
Los
ateneos, acompañados a veces de viñetas que se presentan en este libro,
permiten desde éstas, la apertura de una pequeña ventana que se asoma a una
parte analizable y tal vez entendible de una situación compleja y profunda. Las
viñetas que aparecen en el texto, son sencillamente eso, una aproximación, Un
intento de observar desde lo más
representativo, desde la posición
subjetiva del autor, que permite la construcción de un camino de llegada, desde esa vía de entrada hacia el
universo de lo complejo. En los ateneos se entrecruzan la violencia doméstica, su impacto subjetivo, la vinculación del
padecimiento con las migraciones, las alternativas de intervención desde
diferentes esferas, en definitiva una multiplicidad de entrecruzamientos de
historias y circunstancias. También se muestran alternativas y posibilidades de
recuperación de autonomía en contextos de ciudadanías difusas, recortadas,
naturalizadas en su negación y pérdida. La posibilidad de recuperación del lazo
social y la palabra, también se presentan en los ateneos desde diferentes situaciones
y perspectivas.
Otra forma de presentación
que se reproduce en los textos, es a través de la apropiación y
resemantización de los lenguajes
institucionales, su construcción de sentidos, marcas, estigmas y especialmente
la muestra de caminos tortuosos donde, la emergencia de un sujeto inesperado
obliga a la construcción de laberintos de palabras, procedimientos, usos de
medicamentos, demoras, retrocesos, sencillamente para evitar llegar a él o,
demorar el encuentro con ese otro ahora visto como un desconocido, muchas veces
transformado en mas ajeno aún, por los propios laberintos de las instituciones.
También, la búsqueda de nuevas formas de
hacer, llevan a caminos insospechados, donde desde una perspectiva atravesada
por lo lúdico, los papeles de los profesionales se salen de lo establecido,
desde allí se visualiza que es posible llegar a comprender situaciones desde
lugares insospechados, construyendo
nuevas alternativas y posibilidades de intervención social.
Los ateneos, de este modo muestran a través de
la narrativa en forma de escritura reflexiva capacidad para lograr encuentros
de diferentes lenguajes, donde las formas de decir cobran forma de palabras,
músicas, dibujos, gestos, disfraces, construyendo desde allí más posibilidades
de acceder a circunstancias complejas construyendo nuevos caminos y
posibilidades. Los ateneos, hacen ver, desde la reflexión que interpela desde
lo concreto de cada caso, en cada circunstancia, de este modo aportan a lo
social desde la singularidad, generando un encuentro inesperado que abre,
habilita y genera otras posibilidades en la intervención social.
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